El compositor y multi-instrumentista Eli Keszler presentó en
2011, en el Boston Center of the Arts una instalación sonora denominada “Cold
Pin”.
La misma consistía en una serie de cuerdas de acero tensadas
en una pared, que eran golpeadas por resortes y/o alambres adosados a ejes de
micromotores. El funcionamiento de estos podía ser controlado en forma remota.
El sonido que generaban las cuerdas al vibrar era capturado
por micrófonos de guitarra y reproducido por altavoces ubicados en la sala.
En la medida que se apagaban y encendían los micromotores se
iban generando “composiciones” espontáneas.
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